La prestigiosa cadena de noticias BBC Mundo destacó el arte tradicional de las Tablas de Sarhua, una de las manifestaciones culturales oriundas de Ayacucho y declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2018. Su originalidad trascendió fronteras y motivó el interés del medio de comunicación británico por conocer en detalle esta expresión de las costumbres de la comunidad y también de sus preocupaciones.
En el marco de la versión digital del Hay Festival Arequipa 2020, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza del 28 de octubre al 8 de noviembre, BBC Mundo entrevistó a una historiadora del arte peruano y a una artista para que expliquen qué son y qué significan las Tablas de Sarhua.
La teoría más extendida sobre el origen del nombre de Sarhua es que viene de la palabra quechua «sarwi», que significa «restos de animales devorados», sostuvo la historiadora del arte Gabriela Germana, quien precisó que el arte de las tablas surgió en esta pequeña localidad ubicada en la provincia ayacuchana de Víctor Fajardo.
«Hay una leyenda que indica que antes de la fundación del pueblo, había en el lugar de la actual plaza de armas una laguna rodeada por una espesa vegetación donde vivían animales salvajes, como el puma, que devoraban a otros animales y de ahí el nombre», manifestó.
La noticia más antigua sobre la dominación española sobre estas tierras data de 1574, con la visita de Juan Palomares para establecer límites entre los pueblos que ya pertenecían a varios españoles, pero en los que ya había asentamientos indígenas.
Sarhua fue fundado como una comunidad indígena en medio de la colonia española, por lo que la evangelización católica y la construcción de su iglesia colonial se mezclaron con las festividades religiosas precolombinas, entonces la comunidad se nutre de un maridaje de celebraciones.
Arte costumbrista
Las Tablas de Sarhua muestran justamente esa sinergia entre la cultura religiosa española y la local, y son un regalo entre compadres (o padrinos) dentro una comunidad.
«Las tablas son parte de la ceremonia de la Tabla Apaykuy que se realiza cuando hacen una nueva casa. Construyen un techado y los compadres entregan una tabla del dueño de la casa que se coloca en un lado del techo a dos aguas al costado de la viga», explicó Venuca Evanán, artista de las Tablas de Sarhua.
En la tabla se va a plasmar a la familia que la está recibiendo como obsequio, y la lectura visual es de abajo hacia arriba. Es decir, que en la parte inferior hay un texto donde está la dedicatoria del padrino. En el próximo cuadro aparece un santo católico que generalmente es la Virgen de la Asunción, que es la patrona de Sarhua. Y luego vienen todos los miembros de la familia en orden de importancia. Y en el último cuadro por lo general está el Sol, que es una deidad andina, detalla Germana.
Las tablas representan entre 7 y 8 escenas dependiendo del largo del tronco y de la cantidad de personas que colaboren en la construcción de la casa. ¿Y para qué regalar una Tabla de Sarhua?
«Para desear prosperidad, bendiciones, buena vibra para el hogar y se entrega con cantos, con más regalos, en la ceremonia de la Tabla Apaykuy. Y la familia la va a recibir y se va a comer, beber, bailar y celebrar alrededor de la casa», relató Venuca Evanán.
Origen de las Tablas de Sarhua
No está claro cuándo y cómo empezó la tradición de las Tablas de Sarhua. Aunque hay distintas hipótesis. «Algunos investigadores dicen que tienen relación con algunas pinturas incas, pero yo no estoy tan de acuerdo. Creo que esto tiene origen en la época colonial cuando una tradición figurativa llega al área Sarhua. Antes en Sarhua no se representaban cosas con dibujos y aquí ves personas haciendo cosas», afirma Gabriela Germana.
La historiadora destaca que los sarhuinos se adaptaron el arte de la época colonial. «Sarhua tiene una iglesia colonial muy bonita, con pinturas en sus paredes y techo. Entonces podría estar ligado a ese tipo de arte pero adaptado a las necesidades de los pobladores», añade Germana.
«Entonces ellos inventan este nuevo objeto que es un tipo de arte que solo existe en Sarhua. No hemos encontrado un arte similar en otra población ni andina ni en otra parte de América», dice la historiadora del arte.
Las tablas de Sarhua más antiguas que se conservan hasta la fecha son de finales del siglo XIX, pero por los materiales naturales con que están hechas que son madera y tierra de colores y que cuelgan del techo de paja en una zona de muchas lluvias, es difícil que estas tablas duren mucho en el tiempo.
Patrimonio Cultural de la Nación
El Ministerio de Cultura oficializó, el 2 de noviembre de 2018, la declaración de Patrimonio Cultural de la Nación a las Tablas de Sarhua, por constituir una herencia transmitida desde tiempos prehispánicos, siendo considerada una vía de comunicación, así como el medio para generar directrices que organicen la vida social del pueblo.
En su resolución, el Ministerio de Cultura sostiene que este reconocimiento responde también a que la pintura tradicional de Sarhua promueve la manifestación de la creatividad andina y la conservación de la memoria familiar y colectiva, reproduciendo un modo particular de representación de los mundos interiores y exteriores de Sarhua, aquellos que incorporan visiones sobre ellos mismos, pero también sobre los otros.
Asimismo, por representar un elemento cultural genuino del pueblo que sustenta la especificidad de la cultura e historia sarhuinas, ámbitos que en función de la antigüedad y vigencia de ciertos elementos, estilos y técnicas, fortalecen la identidad y el sentido de pertenencia a la comunidad.
Historia de familia
La historia de la artista Venuca Evanán está estrechamente ligada a las Tablas de Sarhua. «Mis padres son sarhuinos pero yo nací en Lima. Aquí me formé pero siempre estuve en relación con la cultura sarhuina. Mis padres son los difusores de este arte en la ciudad y en diferentes partes del mundo», dice orgullosa.
Sarhua aún mantiene muchas de las costumbres centenarias con sus fiestas tradicionales como los carnavales pero también con celebraciones católicas como la fiesta de San Juan, y sus habitantes siguen hablando quechua y vistiendo a diario sus coloridos trajes sarhuinos.
Pero al ser un pueblo que vive de la ganadería y la cosecha, muchos jóvenes abandonaron el lugar en busca de mejores oportunidades.
«En los años 60 muchos sarhuinos emigraron a ciudades grandes, primero por la crisis económica, porque la siembra y la cosecha no daba para vivir», describe Germana. Ese es el caso de los padres de Venuca Evanán.
«Luego muchos sarhuinos, como de otros lugares de Perú, emigraron por la guerra interna, sobre todo las poblaciones rurales que fueron las que más la sufrieron. Muchos quedaban en medio de los terroristas y la respuesta del Estado. Mucha gente inocente murió o perdió sus casas», afirma, por su parte, la historiadora Gabriela Germana.
Aquellos sarhuinos que se mudaron a Lima decidieron comenzar una nueva forma de arte incluyendo a las mujeres y a los niños en la tradición y produciendo tablas más pequeñas para poder comercializarlas. Y el arte de las Tablas de Sarhua empezó a mostrar otras realidades e ideales.
«Las tablas de Sarhua son una manera de expresarme. Yo plasmo mis propuestas, mis ideas, como mujer, hija de sarhunios. Es un elemento necesario, propio de algo que estoy heredando y quiero darle continuidad a través de la transmisión de conocimientos que obtuve en la práctica», describe Evanán.
Como lo hicieron sus padres, ella plasmó nuevos temas en las tablas como la pandemia y el reclamo por la violencia en contra de la mujer en general y específicamente en Sarhua.
«Por tradición las tablas de Sarhua eran pintadas solo por varones y mi padre tuvo puras hijas mujeres así que yo he aprendido de muy pequeña el arte de las tablas y empecé a encontrar mi voz. Quiero plasmar mi vida, a través de la pintura, quiero reflejar lo que la mujer andina sarhunia vive en la ciudad», aseveró.
Arte reinventado frente al covid-19
Al igual que los retablistas ayacuchanos que se reinventaron adaptando la temática del nuevo coronavirus en sus obras, sus paisanos dedicados a la elaboración de las Tablas de Sarhua, que también son Patrimonio Cultural de la Nación, están haciendo frente a la emergencia con su creatividad elaborando mascarillas para prevenir el covid-19 en las que graban y pintan imágenes de las célebres tablas.
La pandemia del nuevo coronavirus no solo amenaza la salud de la población sino que paralizó gran parte de la economía en el Perú y del mundo en la primera mitad del 2020. Y los artistas son uno de los sectores más golpeados por la paralización de las labores y la inmovilización social debido al estado de emergencia para enfrentar la pandemia.
Pero como todo problema representa también una oportunidad, los integrantes de la Asociación de Artistas Populares de Sarhua (ADAPS) radicados en el distrito limeño de Chorrillos, vieron que su hermoso arte podía manifestarse no solo en las famosas tablas de madera, que constituyen su tradicional forma de presentación e identidad, pero que debido a la crisis tienen poca demanda, sino también en otro objeto muy utilizado y demandado en esta coyuntura: las mascarillas para prevenir el contagio del covid-19.
Valeriana Evanan, artista y difusora del arte Sarhua, afirmó que si bien la pandemia frustró las iniciales expectativas de venta para este año y para lo cual habían trabajado con meses de anticipación, no se quedaron de brazos cruzados y, por el contrario, decidieron trasmitir las tradiciones, costumbres y mitos que se narran en las Tablas de Sarhua a través de las mascarillas, un elemento de protección sanitaria que se ha vuelto indispensable en la actualidad.
De esta manera, a pesar del menor espacio que ofrecen las mascarillas para los grabados y pinturas, los artistas ayacuchanos de ADAPS se las ingeniaron para seleccionar las imágenes más simbólicas, como las celebraciones del matrimonio y el cortejo de las parejas, que revelan sentimientos de amor, de fidelidad, de unión y de esperanza, muy significativos para enfrentar a la pandemia.
Otros motivos representados en las mascarillas son el bordado ayacuchano, con diseños de flores silvestres, así como animales emblemáticos como el cóndor, y personajes de la mitología ayacuchana.
Las técnicas empleadas para la representación gráfica son el grabado y la pintura. En el primer caso se dibuja y pinta previamente un pedazo de madera o cartón que después será colocado encima de la tela para grabarla con el diseño elegido.
En el segundo caso, se dibuja y pinta directamente en el anverso de la mascarilla. En todos los casos se utilizan tintes naturales y orgánicos que no dañan la piel y perduran por mucho tiempo al soportar el lavado frecuente de la mascarilla.
Fuente: Agencia Andina