El 15 de noviembre, el Perú celebra el Día Nacional de la Vicuña, una especie que encarna la esencia misma de nuestra tierra, plasmada con orgullo en nuestro Escudo Nacional. En este día de conmemoración, reflexionamos sobre la trascendencia de preservar a la vicuña, emblema vivo de nuestra riqueza natural y cultural.

Las vicuñas, diminutos camélidos sudamericanos en comparación con la alpaca, la llama y el guanaco, destacan por su estatura de 1.80 metros, longitud de 80 centímetros y un peso que oscila entre 40 y 50 kilogramos. Su pelaje, de tonalidades beige o marrón claro rojizo, con lomo blanco central y patas, varía según las regiones que habitan.

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Con extremidades esbeltas y almohadillas adaptadas para transitar sobre diversas superficies, las vicuñas habitan en altiplanos a más de 3,200 metros sobre el nivel del mar, inmersas en climas fríos y secos. Herbívoras por naturaleza, se nutren de la flora que florece en la puna.

Las vastas extensiones que albergan a esta especie incluyen Áncash, Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Ica, Junín, La Libertad, Lima, Moquegua, Pasco, Puno y Tacna.

La fibra más fina

La fibra de la vicuña, con sus delicados 15 micrones de diámetro, se erige como una de las más finas en el escenario mundial. Su pelaje, tejido con fibras estrechamente entrelazadas, cumple una función crucial al resguardar al animal de las inclemencias, desafiando tanto al frío como a la implacable lluvia y viento.

Resulta importante resaltar las virtudes de este preciado recurso de nuestra fauna silvestre, así como el ancestral arte de su manejo y conservación llevado a cabo por las organizaciones campesinas.

Concientizar acerca del potencial de esta fibra y abogar por su resguardo frente a la caza furtiva y el comercio ilícito se torna esencial.

Es relevante destacar que la vicuña ocupa un lugar distinguido, involucrando a 331 organizaciones campesinas autorizadas para su manejo, de un total de 635 en cuyos territorios esta majestuosa especie habita. El Perú se erige como un referente internacional de éxito en la recuperación y conservación de esta emblemática criatura, subrayando así su importancia en el delicado equilibrio de nuestra biodiversidad.

Amenazas

La vicuña se ve amenazada por diversas fuerzas, entre ellas la caza furtiva, la pérdida de su hábitat debido al cambio de uso del suelo y la competencia con animales domésticos. Además, enfrenta riesgos derivados de enfermedades transmitidas por el ganado doméstico en ciertas zonas de su territorio, así como los impactos del cambio climático, incluyendo sequías y la disminución de fuentes de agua.

Ante esta realidad, el Decreto Supremo N° 004-2014-MINAGRI ha designado a la vicuña como especie amenazada. Cualquier actividad que implique caza, captura, tenencia, transporte o comercio de estos animales o su fibra sin la debida acreditación de origen legal constituye un delito.

En este contexto, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) hace un llamado a la ciudadanía para denunciar cualquier situación que ponga en riesgo la supervivencia de las vicuñas. La colaboración ciudadana se convierte así en un pilar crucial para la preservación de esta especie emblemática.

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