Un reciente proyecto de investigación arqueológica, titulado “Registro de Geoglifos en el valle de Casma”, ha puesto bajo la lupa científica una de las concentraciones más significativas de geoglifos en los Andes, después de las reconocidas zonas de Nasca y Palpa. Bajo la dirección de Ángel Enrique Sánchez Borjas y José Joaquín Narváez Luna, el estudio ha documentado meticulosamente estos enigmáticos diseños trazados sobre el terreno en los valles de Casma y Sechín, en la costa norte del Perú.
Durante dos años de investigación, el equipo ha identificado geoglifos en áreas que van desde el fondo de quebradas hasta las cimas de cerros en la cuenca media del río Casma, revelando un panorama cultural poco explorado que podría reconfigurar la comprensión del simbolismo y ritualidad en esta región andina.

Metodología: Tecnología Aérea para Explorar Territorios Inhóspitos
Debido a la extensión del área y la inaccesibilidad de muchas zonas, los investigadores recurrieron a una metodología de prospecciones aleatorias simples combinadas con tecnología de drones. Esta estrategia permitió la creación de ortofotos y videos de alta resolución, herramientas clave para interpretar los geoglifos con precisión, sin necesidad de intervención invasiva del terreno.
Este enfoque tecnológico ha sido esencial para registrar detalles que antes habrían pasado desapercibidos, marcando un precedente metodológico para futuros estudios arqueológicos en zonas desérticas y de difícil acceso.
Resultados: Una Riqueza de Formas y Simbolismos
El proyecto ha identificado un total de 199 geoglifos distribuidos en tres áreas principales:
1. Espacios colindantes al valle de Casma
Con 136 geoglifos, esta zona es la más abundante en hallazgos. Muchos de los diseños están asociados a estructuras de piedra y antiguos caminos. Destacan:
- Figuras circulares y semicirculares en la ladera cercana al poblado de Casa Blanca.
- Representaciones zoomorfas (animales), antropomorfas (figuras humanas), además de formas geométricas y lineales.
2. Pampa Colorada
Se registraron 30 geoglifos que incluyen una rica variedad de formas:
- Representaciones antropomorfas y zoomorfas.
- Figuras geométricas y lineales, posiblemente conectadas a rutas ceremoniales.
3. Espacios colindantes al valle de Sechín
Aquí se identificaron 33 geoglifos, entre ellos una figura antropomorfa con rasgos zoomorfos particularmente destacada. También se documentaron:
- Representaciones de aves y reptiles.
- Diseños asociados a estructuras de piedra, lo que refuerza su posible uso ritual.
Cronología Cultural: Cerámica como Indicador Temporal
El análisis de fragmentos cerámicos hallados en la superficie permitió establecer una secuencia cronológica de ocupación y uso del paisaje:
- Periodo Inicial / Horizonte Temprano: Estilo Cahuacucho-Gualaño.
- Periodo Intermedio Temprano: Estilos Moche y otro similar al de la cultura Lima.
- Horizonte Medio: Presencia de cerámica Wari y Casma Moldeado.
- Periodo Intermedio Tardío: Cerámica Casma Inciso-impreso.
Entre los objetos más notables destaca una vasija Moche con escena erótica, lo que refuerza la riqueza simbólica del lugar.
Interpretaciones: Un Espacio de Rituales y Fertilidad
Los resultados del estudio sugieren que la cuenca media del Casma fue un espacio ritualizado, donde los geoglifos y estructuras se integraban al paisaje natural para representar conexiones entre los cerros, el agua y la fertilidad.
Se postula que estas manifestaciones gráficas no fueron solo decorativas, sino elementos activos de prácticas simbólicas para asegurar el bienestar agrícola y la supervivencia de las comunidades.
Además, la similitud entre la cerámica hallada en los geoglifos y la de los valles de Casma y Sechín sugiere una fuerte integración cultural entre áreas áridas y zonas habitadas, lo cual ofrece nuevas líneas de investigación sobre redes de interacción regional en tiempos prehispánicos.
Conclusión: Redibujando el Mapa de los Geoglifos Andinos
El “Registro de Geoglifos en el valle de Casma” aporta datos inéditos que expanden el conocimiento arqueológico más allá de las conocidas Pampas de Nasca. Este estudio no solo identifica nuevas figuras, sino que también reconfigura la comprensión del paisaje ritual en la región andina, destacando el papel central de los valles de Casma y Sechín como espacios simbólicos complejos y dinámicos.
Este descubrimiento abre el camino a futuras investigaciones interdisciplinarias que profundicen en el uso del territorio, la religiosidad y la expresión gráfica de las antiguas sociedades peruanas.