Con un rol a cumplir, las marcas examinan a conciencia cuál es el papel que deben desarrollar, sobre todo a raíz de la reciente coyuntura. De la misma manera, los consumidores también se han hecho esta pregunta y hoy manejan estándares cada vez más sofisticados para las empresas y su propio consumo, que antes no estaban presentes.
“No podemos esperar que la gente hoy sea igual que hace 10 años o inclusive hace cinco años. En una ciudadanía cada vez más consciente, existe la necesidad de que las empresas ayuden a transformar la sociedad de la que son parte”, afirmó el fundador y director creativo de Norte Consultora Creativa. Mariano Escobal.
Sostuvo que, dejando atrás acciones de caridad o campañas eventuales, se espera que las marcas asuman un compromiso y una postura frente a problemáticas que enfrentamos. En ese sentido, Escobal presenta cuatro claves para entender este fenómeno.
1. Parte de la personalidad de la marca. Un propósito social no debe funcionar como un complemento o añadido superficial. Este debe estar integrado en su ADN, estando presente en las decisiones que se toman y lo que se prioriza.
Para empresas que no han desarrollado este aspecto, se puede comenzar con lo que se ofrece como producto o servicio. De acuerdo a las soluciones o cambios que pueda generar, es posible identificar cómo se podría alinear con un impacto positivo en la sociedad.
2. Permite ser más competitivos. Contar con un propósito definido pasa a ser un elemento diferencial, por lo que aporta a la competitividad empresarial. ¿Por qué simplemente elegir un artículo cuando uno, como parte de esa compra, podría también estar apoyando a un cambio positivo? .
En tanto el propósito sea transparente y comunicado con las audiencias clave, este formará parte de los aspectos a considerar por las personas al hacer una decisión de consumo.
3. Va más allá de coyunturas. Situaciones de crisis generan necesidades a atender, pero un propósito debe ir más allá de una coyuntura específica. En el día a día, hay grandes luchas transversales que requieren atención, en las que las marcas pueden enfocarse.
Para quienes no tengan un objetivo establecido, un buen punto de partida son los Objetivos de Desarrollo Sostenible, definidos por las Naciones Unidas para un alcance global.
4. No se limita a grandes empresas. Existe el mito de que solo negocios de grandes tamaños pueden preocuparse por trabajar aspectos sociales o de transformación.
Esto se debe a la idea de que contribuir a un propósito es costoso, cuando no tiene por qué serlo. Potenciado con herramientas digitales, una marca puede brindar soporte a una problemática a través de recursos accesibles, por ejemplo, organizando programas de voluntariado, articulando actores con un mismo fin o haciendo difusión sobre el tema.
Fuente: Agencia Andina