Miles de iqueños conmemoran hoy la llegada de la venerada efigie del Señor de Luren a la Villa de Valverde del valle de Ica, hace 453 años, y anoche participaron de una serenata criolla en homenaje al patrón religioso de Ica.
Los fieles y devotos acudieron al frontis del santuario de Luren para acompañar a más de 15 artistas iqueños que tuvieron a cargo la serenata criolla, desde las 20 horas hasta la medianoche.
Para hoy se ha previsto una misa a las 19 horas en su santuario, para conmemorar su llegada, el 25 de febrero de 1570 a la parroquia de Santiago de Hurin Ika.
Reseña histórica
El presidente de la Asociación de Iqueñistas, Ramón Rojas Díaz, en declaraciones a la Agencia Andina sostuvo que el Señor de Luren nace con Ica y que antes de su fundación española los lugareños de la época y los españoles veneraban una imagen de un cristo crucificado, que medía apenas una vara (menos de 1 metro).
Explicó que con la llegada de los españoles el valle iqueño fue dividido en dos encomiendas; Hanan Ika fue otorgada al comerciante español Felipe Boscán y Hurin Ika fue entregada a Nicolás de Ribera “El Viejo”, conquistador español, quien tomó posesión de esta en 1534 y la denominó Santiago de Hurin Ika.
“En 1556, Nicolás de Ribera “El Viejo” manda a construir una ermita en la encomienda de Hurin Ika, para adoctrinar a los naturales de la época. Sobre esa misma ermita se construye en 1560 la Parroquia de Hurin Ika, denominándose después Parroquia de Lurin o Luren”, dijo.
Rojas Díaz precisó que el cristo crucificado que veneraban se deteriora con el pasar de los años y se encarga al fray Francisco de Madrigal, sacerdote del templo de Huri Ika, a comprar una nueva efigie.
Al llegar a Lima, el párroco de Hurin Ika adquiere un Cristo que estaba dentro de un cajón de madera que había sido recuperado de una nave que había naufragado, Cristo que estaba destinado a la iglesia San Francisco.
“La efigie, supuestamente, se encontraba dañada y los frailes franciscanos no lo compraron; fray Francisco de Madrigal la adquiere por 1,200 reales (moneda de la época), pero el anterior Cristo -que reemplaza el Señor de Luren- había estado en este valle desde 1549”, agregó.
El historiador iqueño detalló que fray Francisco de Madrigal trae la nueva efigie y llega a la Villa de Valverde el 25 de febrero de 1570, descubriendo que era del tamaño de una persona y fue hallada en perfecto estado.
“Esto se conoce porque él deja un escrito, documento original que se encuentra actualmente en el convento de San Francisco” de la ciudad de Lima, manifestó.
Culto al Señor de Luren
Ramón Rojas explica que, en época de sequía, el Señor de Luren era llevado en procesión al puente Grau, sobre el río Ica.
“En el lugar se celebraba misa e increíblemente el agua llegaba; eso aumentó la fe en los antiguos iqueños de creer en el Señor de Luren”, finalizó.
Los miembros de la Hermandad del Señor Crucificado de Luren son los responsables de vigilar, cuidar y velar por el ornato del venerado Señor de Luren, su anda y su casa de oración.