Nuestros héroes del Bicentenario: Grau, Bolognesi y Quiñones siempre presentes

Por Gabriel Valdivia

La historia de los pueblos está marcada por la grandeza de sus hombres y mujeres. En esa dimensión, aquellos que dieron la vida por un ideal, por la defensa de sus principios y otras causas superiores, se ubican en una categoría especial que la sociedad reconoce como héroes, de allí su trascendencia.

En 200 años de vida republicana, la historia del Perú consigna a muchos de ellos; son precisamente estos los que tuvieron un protagonismo y enrumbaron con su ejemplo los destinos de la patria. Sus nombres han sido y son materia de estudio y valoración y siguen vigentes.

Tres de ellos constituyen la trilogía de héroes supremos de nuestra Nación: Miguel Grau Seminario, Francisco Bolognesi Cervantes y José Abelardo Quiñones Gonzales, patronos de la Marina de Guerra del Perú, Ejército del Perú y Fuerza Aérea, respectivamente, cuyas figuras inspiran hasta hoy a los que integran estas instituciones.

De Grau se reconoce su condición de máximo héroe nacional, llamado “Caballero de los Mares”, porque, además de su destreza militar, sus actos mostraron un inusual sentido humanitario. Grau hacía gala de una habilidad superior para desplazarse al mando del Huáscar, para desarrollar una estrategia de hostilización, buscando afectar no solo el transporte bélico y de comercio chileno, sino también, especialmente, las líneas de comunicación telegráfica. Y aprovechó los limitados recursos ofensivos de su embarcación y a su combativa tripulación para incursionar en las costas enemigas y hacer que sientan su presencia.




Grau humanitario

Uno de los hechos que más se recuerdan de nuestro héroe nacional, se refiere a la misiva que le dirige a la viuda del capitán de la fragata chilena La Esmeralda, don Arturo Prat, para comunicarle la infausta noticia de su muerte en combate, acompañarla en su duelo y entregarle sus prendas, gesto que resume la estatura humanitaria que los propios chilenos le reconocen.

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En el libro El corresponsal del Huáscar, crónicas de Julio Octavio Reyes, publicadas en el diario La Opinión Nacional, el cronista relata una serie de hechos ocurridos a bordo del monitor durante la campaña naval de la Guerra del Pacífico, especialmente los que narran los cinco meses en los que el Huáscar estuvo en combate y que son un testimonio valioso para entender lo cruento de los enfrentamientos, pero también el profundo amor por la patria que Grau transmitía.

Militar a carta cabal

Francisco Bolognesi Cervantes fue declarado Patrono del Ejército del Perú durante el gobierno de Manuel A. Odría, el 2 de enero de 1951, y elevado al grado de Gran Mariscal del Perú el 30 de noviembre de 1989.

La historia señala que siendo coronel, Bolognesi tuvo que defender con menos de 2,000 hombres la plaza de Arica, enfrentando a las fuerzas chilenas que eran superiores en número y poderío bélico. Y cuando estalla la guerra de Chile contra el Perú y Bolivia en 1879, Bolognesi estaba retirado del servicio.

Fue Bolognesi quien pidió su readmisión, logrando que lo destinen como jefe de la 3ª División en el Sur, con la que destacó en las batallas de San Francisco y de Tarapacá.

En la defensa de Arica, Bolognesi vio cómo las fuerzas chilenas sitiaron la plaza y cuando el mando adversario, por medio del mayor Juan de la Cruz Salvo, le pidió que se rinda, Bolognesi expresó a viva voz su célebre respuesta: “Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”. Sus oficiales y subordinados acompañaron resueltamente la que fue su última decisión, pues ese día, 7 de junio de 1880, luego de una intensa lucha cuerpo a cuerpo, perdió la vida: una bala le impactó el corazón mientras que su cráneo quedó destrozado por el golpe certero de una culata.

Un dato poco conocido es que dos hijos del segundo compromiso de Bolognesi con la ciudadana iqueña Manuela Medrano: Enrique Bolognesi y Augusto Bolognesi, lucharon en la Guerra del Pacífico y ambos fallecieron en 1881, luego de ser heridos en las batallas de San Juan y de Miraflores.

El sacrificio de Quiñones

El tercer personaje que compone el grupo de héroes nacionales lo completa José Abelardo Quiñones Gonzales, quien fue declarado Héroe Nacional por su inmolación durante una misión aérea en el conflicto con Ecuador en 1941.

Quiñones integraba la primera división ligera del Perú, que tenía el encargo de recuperar la frontera en la zona de Quebrada Seca. A su vez, el Comando del primer agrupamiento aéreo asigna a la Escuadrilla 41 la misión de atacar con ametralladoras este primer objetivo.

El 23 de julio, la Escuadrilla 41 despegó del campo de Tumbes para cumplir la misión. Al mando iba el teniente comandante Antonio Alberti y los tenientes José Quiñones, Fernando Paraud y el alférez Manuel Rivera, quienes piloteaban los aviones de Caza North American 50.

Cuando Quiñones descendió su avión XXI-41-3 para bombardear el puesto enemigo fue alcanzado por las unidades antiaéreas ecuatorianas. Lejos de usar el paracaídas, realizó un viraje para quedar frente a la posición enemiga y estrellarse contra ella. Había cumplido su misión, a costa de su vida.

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