Por: Enrique Chávez
“Tenemos que trabajar en una verdadera descentralización para el pueblo peruano”, urgió Pedro Castillo hace un par de semanas en el encuentro con la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales. Habría que ver a qué se refiere con una “verdadera descentralización” ahora que las nuevas revelaciones sobre la mafia de Los Dinámicos del Centro, presuntamente liderada por su anfitrión político, Vladimir Cerrón, vuelve de saque más vulnerable su futuro gobierno.
Cerrón, exgobernador de Junín que ya tiene una sentencia por corrupción confirmada en el Poder Judicial, lo que lo impide de ejercer función pública por tres años, es para el Ministerio Público el presunto líder de una organización criminal dedicada a cobrar coimas para tramitar licencias de conducir, incluso para personas con problemas visuales. Entre los 38 investigados también figuran varios fundadores de Perú Libre, incluso José Eduardo Bendezú, quien fue voceado como la carta de Cerrón para ser el próximo ministro de Transportes y Comunicaciones.
El caso pone en perspectiva uno de los supuestos ejes de campaña: Lima versus las provincias. El interior postergado, enfrentado a la indolencia de la capital. En el encuentro mencionado, el gobernador del Cusco, Jean Paul Benavente criticó que “en la actualidad el 88% de los ingresos tributarios son atribuidos a Lima y, aproximadamente, el 12% a 24% regiones. Esta forma de asignar los recursos fiscales y aduaneros se contradice con el hecho de que Lima solo representa el 45% del producto bruto interno (PBI)”.
El presupuesto público del año en curso matiza esos números, pues el gobierno central tiene el 70.5%, mientras que los gobiernos regionales y locales suman el 29.5% restante. Lo que no dijo el gobernador Benavente es que, de los más de 43 mil casos de corrupción registrados por la Procuraduría especializada, el 81,6% se tramitan en el interior, mientras que el 18,4% está en Lima. Cusco tiene el triste honor de ser la tercera región con más casos, más de dos mil, seguido muy de cerca de Junín.
El expresidente del Consejo de Ministros, Juan Jiménez, alertó en su reciente libro Gestión Pública y Políticas Anticorrupción, que más de 2500 gobernadores y alcaldes electos entre el 2000 y 2014 estaban inmersos en investigaciones y procesos judiciales relacionados con corrupción. Jiménez advierte además de la proliferación del crimen organizado en conexión con los gobiernos locales y regionales, como es el caso de Los Dinámicos del Centro.
La exvicepresidenta Mercedes Aráoz expresa en el último número impreso de CARETAS su preocupación por la intención inicial expresada en campaña por Castillo, en el sentido de proponer prácticamente un “federalismo” que tendría peligrosas consecuencias, con los cacicazgos lamentablemente corruptos que hoy proliferan.
Lo que hoy queda en evidencia, y los latrocinios son parte de ello, es que la descentralización emprendida a partir del gobierno de Alejandro Toledo avanzó muy rápido y muy mal. Hasta hace un mes, la ejecución de los proyectos de inversión ubicaba a Cajamarca, tierra del profesor Castillo, en la cola de la lista. Apenas el 10%. No solemos escuchar de parte de los gobernadores regionales los reclamos por mayor profesionalización de sus sectores y mejores indicadores de competitividad, sino la exigencia por más control sobre la caja.
Un panorama que nos devuelve a la pregunta inicial: ¿cuál es la “verdadera” descentralización que propone Castillo?
Fuente: Caretas