En Iquitos, donde se concentra la mayor cantidad de casos de la región, las medidas de aislamiento son inexistentes.
La emergencia sanitaria en la región Loreto está alcanzando puntos críticos. Pese a que es el cuarto departamento con más número de contagios (742) y que la cantidad de muertos alcanza los 36, el panorama es desolador: no existen hospitales suficientes, no hay camas UCI disponibles, no se cuenta con los médicos suficientes y la morgue ha colapsado.
Nadie toca los cadáveres que se encuentran apilados en el depósito local, en bolsas negras de basura. A ese ambiente el personal del Hospital Regional procura ni siquiera acercarse por temor a ser contagiados, pese a que los cuerpos inertes no pueden transmitir la enfermedad.
Peor aún es el panorama en las comunidades indígenas que se ubican en los alrededores, asentadas lejos de los hospitales y centros de salud. Si un poblador local se enferma, tardará hasta tres días, por río, para llegar a la ciudad.
Por ello, la Organización de los Pueblos indígenas del Oriente (ORPIO) ha elevado su voz de protesta. “Más del 60 % de las comunidades carece de postas médicas y las que existen están desabastecidas, no cuentan con equipos ni medicamentos y difícilmente se aplica el enfoque intercultural”, denunció.
Por ello, la Amazonía peruana es considerada una zona roja en medio de la pandemia del coronavirus.
SITUACIÓN CRÍTICA
Iquitos se acerca a la situación de Guayaquil, en Ecuador; Manaos, en Brasil, y Tijuana, en México, donde la presencia de cadáveres tendidos en plena calle, sin que nadie se atreva a acercarse o algún personal sanitario los recoja, se convirtió en algo normal.
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