Ayacucho, la ciudad de las 33 iglesias, se apresta a celebrar, del 30 de marzo al 9 de abril, la Semana Santa, considerada la mayor festividad religiosa cristiana católica del Perú y la segunda más apoteósica del mundo, después de la que se lleva a cabo en Sevilla, España.
Con el lema “Ayacucho vive tu fe 2023”, la Semana Santa evidencia una de las manifestaciones culturales más importantes de nuestro país y un magnífico símbolo de misticismo y de fervor cristiano católico que identifica a todo el pueblo ayacuchano.
En la Semana Santa, la tradición religiosa cristiana heredada desde la época colonial se enriqueció con la cosmovisión milenaria andina y con ello configuró una de las expresiones culturales más extraordinarias que fortalecen la identidad de la población ayacuchana y del Perú.
Celebración genuina
Aunque oficialmente la Semana Santa empieza el Domingo de Ramos, en Ayacucho comienza tres días antes con la víspera del Viernes de Dolores. Ese día salen en procesión nocturna, desde la iglesia de la Magdalena, dos imágenes muy veneradas: la Virgen Dolorosa y el Señor de la Agonía.
Otra conmemoración importante es el Sábado de la Pasión. Ese día llegan desde la provincia de La Mar gran cantidad de palmas de colores amarillo y verde, las cuales son muy demandadas por los fieles. En la noche, desde la iglesia de Pampa San Agustín, sale la procesión del Señor de la Parra, llamado así debido a que Cristo lleva en la mano un racimo de uvas.
En Domingo de Ramos, la población se congrega en la basílica catedral desde las 07:00 horas para la bendición de los ramos de flores y palmas elaboradas con hojas de olivo, las cuales llevarán los niños durante la escenificación de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
Desde el monasterio de Santa Teresa parte una escultura de Cristo montado en un asno blanco, acompañado por doce fieles con vestuario judío, quienes representan a los apóstoles. También siguen a la imagen venerada las principales autoridades de la ciudad, quienes portan palmas y estandartes. Tras recorrer varias cuadras, todos ingresan a la plaza de Armas para dirigirse a la basílica catedral. Allí la escultura de Cristo es desmontada e ingresa al templo. Durante su recorrido, los acompañantes entonan cánticos y vivas en honor al Mesías, batiendo las palmas de olivo.
El Lunes Santo marcha por la noche una procesión encabezada por la imagen de Jesús del Huerto, desde el templo de La Buena Muerte. El anda es adornada con choclos, frutas, ramos de olivo y gran cantidad de cirios.
Al día siguiente, Martes Santo, se conmemora la detención y el juicio de Cristo. Sale en procesión el Señor de la Sentencia, que parte desde la iglesia de la Amargura. La imagen tiene las manos atadas y exhibe múltiples heridas. En su recorrido se detiene en catorce estaciones que componen el vía crucis. Los fieles que participan del recorrido entonan cánticos religiosos en quechua y castellano.
El Miércoles del Encuentro parte en procesión la imagen de Jesús Nazareno, patrón de la ciudad de Huamanga. Miles de personas se congregan alrededor del anda y portan grandes cirios encendidos. Las andas de Jesús Nazareno se encuentran con las imágenes de la Virgen Dolorosa, San Juan, La Verónica y María Magdalena, que también marchan en procesión. Esta confluencia de imágenes de los protagonistas más importantes de la Pasión de Cristo, en la intersección del palacio municipal con la antigua sede de la Escuela de Bellas Artes, suscita gran emotividad en la población ayacuchana.
Jueves y Viernes Santo
La Semana Santa ingresa a su fase más intensa el Jueves Santo, cuando el clero renueva sus votos de fidelidad a Cristo ante los obispos en una celebración litúrgica especial llamada misa crismal. Ese día se consagran el santo crisma o aceite utilizado en los sacramentos del bautismo, confirmación y en la ordenación de sacerdotes y obispos; así como los santos óleos para la bendición de los enfermos.
En esa celebración eucarística, el arzobispo de Ayacucho escenifica el lavado de pies a doce personas, rememorando lo que hizo Jesús con sus apóstoles. Los fieles visitan las iglesias de la ciudad, adornadas con panes, uvas, espigas y corderos de imaginería, donde se llevan a cabo misas y hay procesiones internas.
El Viernes Santo se realiza al atardecer, la masiva procesión del Santo Sepulcro, que parte desde la iglesia de Santo Domingo. Una gran urna de cristal con la imagen de Cristo, yaciente sobre un lecho de rosas blancas, recorre las calles seguido de las andas de la Virgen Dolorosa y miles de mujeres ayacuchanas vestidas de riguroso luto. Al salir del templo, los devotos cantan la tradicional canción en quechua “Apuyaya Jesucristo”, que es interpretada posteriormente por la tuna de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga a su llegada a “la higuera”, en el portal municipal de la plaza de Armas.
Sábado de Gloria y Domingo de Resurrección
El Sábado de Gloria se inicia con actividades recreativas en el cerro Acuchimay, en el distrito de Carmen Alto, donde hay una imagen de Cristo redentor, y que es un mirador para observar la ciudad de Ayacucho en toda su plenitud.
La Semana Santa culmina el Domingo de Resurrección. En las primeras horas del alba sale en procesión la imagen del Señor resucitado desde la basílica catedral. El anda, cubierta por cenefas y rodeada de cirios recorre la plaza de Armas en medio del regocijo de los devotos, el compás de las campanas de los templos, el tronar de fuegos artificiales y las melodías de las bandas de música costumbrista.
Arte de la cerería y la Semana Santa en Ayacucho
Uno de los aspectos en los que se manifiesta la devoción es la ornamentación, con ceras y velas, de las andas procesionales de las imágenes religiosas sobre todo en la Semana Santa.
Dicha ornamentación se produce en función de la estructura arquitectónica de cada anda. Esta se expresa en un trabajo especializado que se realiza en talleres familiares liderados por maestros artesanos cereros conocidos como adornistas, en alusión a su trabajo de decoración de las andas procesionales.
El arte de la cerería en Ayacucho fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, el 27 de enero de 2020, por tratarse de una expresión de arte tradicional efímero que expresa la profunda devoción y la identidad del pueblo ayacuchano.