Si bien es cierto la palabra es relativamente nueva, el concepto viene de los griegos, que nos dejaron el pensamiento como herencia. Y es que el saber ser fuerte y no dejarse vencer ante la adversidad es un tema que ha sido analizado y hay mucha información al respecto.
Nuestra vida es una lucha constante. La fortaleza nos da decisión, valor, coraje, energía, constancia y aguante para atacar y resistir, porque ningún daño es irreversible.
¿Qué hacer para adquirir la fortaleza?
Ayuda mucho ejercitarse con otras virtudes. Por ejemplo, la paciencia, virtud que nos hace soportar los males con buen ánimo.
El fracaso enseña lo que el éxito oculta. Justamente, lo que nos hace crecer son las derrotas.
Ayuda mucho también tener una buena ecuación entre corazón y cabeza. La personalidad equilibrada es aquella ni demasiado fría ni demasiado sensible, aunque la razón siempre debe primar, es decir, el corazón nunca le puede ganar a la cabeza.
¡Qué fácil es escribir sobre esto y que difícil ponerlo en práctica! Lo vivo en carne propia y la verdad cuesta muchísimo, ya que siempre tenemos algo que nos tira para abajo, pero, bueno, justamente para eso están los ejemplos de aquellos que lucharon duro por conseguir lo que querían y lo hicieron. Vayamos atrás de ellos!
Andina