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Feria Alasitas: ¿En qué consiste y por qué fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación?

Expresión del mestizaje cultural andino y occidental en la compraventa de diversos artículos en miniatura

La ciudad de Puno se apresta a celebrar, desde este sábado 29 de abril hasta el domingo 7 de mayo, una nueva edición de la Feria de Arte Popular en Miniatura Alasitas. La avenida Floral, en el barrio de Bellavista, será nuevamente el epicentro de la también conocida como Feria de los Deseos. ¿En qué consiste esta tradicional actividad, cuáles son sus antecedentes y por qué fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación? A continuación te lo contamos.

Según la Municipalidad Provincial de Puno, son 33 las asociaciones de artesanos de miniatura que aseguraron su participación en esta tradicional feria cuya fecha central es el 3 de mayo y que coincide con la veneración a la Cruz de Bellavista, festividad que expresa el sincretismo religioso y cultural andino y católico.

¿En qué consiste la Feria de Alasitas?

La Feria de Alasitas representa el anhelo de prosperidad y abundancia de quienes acuden a comprar miniaturas de casas, autos, dinero u otros artículos con la esperanza de que sus deseos de obtener esos bienes se hagan realidad.

Antecedentes de la feria

En Perú, la más importante de estas ferias, por el número de participantes y la promoción mediática que la acompaña, se celebra en el barrio de Bellavista —población establecida hacia inicios de la década de 1940 al noreste del Puno histórico, en las faldas del cerro de Machallata—, a inicios del mes de mayo. En ella participan, por espacio de diez días, miles de artesanos y comerciantes nacionales y extranjeros, así como un nutrido público usuario de estas miniaturas.

El uso de miniaturas que dio lugar a las ferias que hoy conocemos como alasitas es una práctica de origen prehispánico ligada a las illas, figurinas propiciatorias comunes en los rituales a las montañas o achachilas en el mundo aimara y denominados calvarios por la cristianización de estos espacios sagrados.

Sin embargo, a lo largo del siglo XX, la forma en la cual se ha venido celebrando el rito a los cerros ha cambiado, sobre todo por la incorporación de nuevos elementos, en gran parte del mundo urbano, que han convertido esta celebración en una feria o exhibición de miniaturas. Así, los cambios en la composición social altiplánica originaron una transformación de los escenarios rituales.

Las primeras descripciones sobre las alasitas en la ciudad de Puno la muestran como una pequeña —y casi imperceptible— feria de miniaturas indígenas que tenía lugar únicamente la tarde del 3 de mayo, fecha principal de la celebración de la Fiesta de las Cruces y día central de la fiesta hasta el día de hoy.

La población campesina, establecida en las localidades cercanas a la ciudad, junto a curiosos urbanos, acostumbraba a realizar un paseo hacia este lugar, a fin de adquirir o simplemente contemplar estas exquisitas muestras de artesanía en miniatura.

Los cambios sociales y culturales que atravesó Puno a lo largo del siglo XX originaron una profunda transformación en la forma y sentido de esta feria, en la medida que, de ser descrita como una “cosa de indios”, pasó a incorporarse a las prácticas festivas del nuevo agregado social urbano, siendo incorporada como elemento sustantivo dentro del calendario festivo de la ciudad y, hacia la mitad del siglo XX alcanzó su “oficialización” por parte de las instituciones del gobierno local, las cuales desde entonces asumieron su organización.

Importancia de la feria

La Feria de Alasitas impulsa un importante movimiento económico y cultural en todo el altiplano. Miles de artesanos y decenas de miles de feriantes participan de estos espacios de celebración ritual que, en la actualidad, recorren todo el departamento de Puno y se expanden a diversas localidades del país. A su vez, en las últimas décadas, se ha fortalecido la relación entre las ferias y la identidad cultural regional, siendo especialmente resaltada en los calendarios religiosos y en los circuitos turísticos de Puno.

La Feria de Alasitas de la ciudad de Puno no es la única existente y ha trascendido fronteras. En diversas poblaciones surandinas con presencia aimara, tanto en Perú como en Bolivia, se han organizado ferias. En el altiplano peruano, a lo largo del siglo XX, se ha anotado la realización de estas ferias en las ciudades de Ilave, Moho, Huancané, Juliaca, Lampa, Zepita, Ayaviri, Pomata, Tiquillaca, Desaguadero, Acora, Platería, Yunguyo, Chucuito, Juli y Azángaro. Y, con los procesos de migración que ha desarrollado la población indígena altiplánica, especialmente durante la segunda mitad del siglo XX, vemos este tipo de práctica ritual con miniaturas en otras regiones.

El Ekeko, personaje estelar de la feria

Un elemento destacado dentro de la Feria de Alasitas es la presencia de un personaje particular, una pequeña figura escultórica, comúnmente trabajada en yeso, denominado “Ekeko”.

Este personaje que, por lo general, se presenta ataviado o cargado con diversos productos y vituallas, es visto como un “dios de la fortuna” y, aunque su origen y presencia datan de tiempos antiguos, ha alcanzado gran prestancia dentro del universo ritual surandino peruano desde inicios del siglo XX, recibiendo, en las últimas décadas, un notable reconocimiento a nivel nacional, siempre asociado a la prosperidad económica y el bienestar.

Por lo general, las interpretaciones han vinculado directamente la presencia del Ekeko con el significado ritual que presentan las alasitas, es decir, como miniatura propiciatoria. De antiguo origen, la palabra aparece anotada en el vocabulario castellano-aimara del misionero jesuita Ludovico Bertonio (1612) para referirse a una divinidad prehispánica. Empero, en términos plásticos, la figura evidencia la apropiación popular de un estilo escultórico ibérico, introducido a los Andes durante el virreinato. Así, se tiende a aceptar que la representación contemporánea del Ekeko habría surgido a fines del período virreinal, asociado a determinados atributos religiosos presentes en la cosmovisión indígena.

El Ekeko hizo su aparición en las ferias de las alasitas del altiplano peruano hacia inicios del siglo XX y se volvió muy popular entre las décadas de 1950 y 1990, tiempos en que el panorama social y cultural de la sierra sur andina pasaba por una profunda transformación, reflejando el paso de una concepción del bienestar, tradicionalmente comunitaria, a otra de crecimiento individual propia de una sociedad urbana.

Hoy en día, sin embargo, se observa que, mientras que las ferias de las alasitas expanden su importancia en todo el sur andino –considerando el número, duración, presencia de artesanos y público participante- la figura del ekeko está pasando a un segundo plano, relegada por otras figuras que cumplen una función similar, como el “sapo de la fortuna”.

Las ferias de alasitas y miniaturas evidencian el extraordinario poder de adaptación de una población que ha ido pasando de una economía rural de subsistencia a un proceso de capitalización y urbanización, transformando, pero no perdiendo el significado original del uso de objetos en miniatura para los rituales propiciatorios y de protección.

Patrimonio Cultural de la Nación

El Ministerio de Cultura oficializó, el 3 de diciembre de 2016, la declaración de Patrimonio Cultural de la Nación a la Feria de Alasitas y Miniaturas del Altiplano de Puno. Sostuvo que tal reconocimiento responde a que se trata de una expresión de religiosidad popular de raíces prehispánicas, adaptada a las circunstancias históricas y que sigue la evolución de las necesidades y anhelos de la población en un constante proceso de transformación, siendo hoy en día uno de los rasgos característicos de la identidad cultural del pueblo puneño.

Antes de otorgar esta distinción, el Ministerio de Cultura promovió entre los años 2012 y 2013 una serie investigaciones en el altiplano puneño sobre las ferias de alasitas y el uso de miniaturas propiciatorias, entre las que destaca la figura del ekeko.

Estas investigaciones se compilaron en la edición titulada “Dioses y mercados de la fortuna, recorridos históricos del ekeko y las alasitas en el altiplano peruano”, la misma que fue publicada en el año 2013 y presentada y entregada a la comunidad puneña en febrero de 2014.

Este libro contribuye desde la etnohistoria al conocimiento del desarrollo e importancia social y cultural de las ferias de alasitas y del uso del ekeko en el departamento de Puno y brinda información relevante que permite, efectivamente, sustentar que las ferias de alasitas y la utilización ritual de miniaturas propiciatorias forman parte del patrimonio cultural inmaterial peruano.

Los representantes del Patronato Capilla 3 de Mayo – Bellavista, de la Asociación Civil del barrio Bellavista, la Asociación de Artesanos Productores y Comerciantes Alasita 3 de Mayo, la Asociación de Pequeños Artesanos en Miniatura de la provincia de Yunguyo, la Feria de las Alacitas Asociación 3 de Mayo de Mana, la Asociación Mosho, la Asociación Los Viajeros de Virgen del Carmen, la Asociación Paccha-Antara, la Asociación de Artesanos Ceramistas Torito Illary Maki de Azángaro, la Asociación de Juegos Recreativos Viajeros Central Puno, y la Asociación Artesanos Fuerza Primero de Mayo de Puno, solicitaron la declaratoria como Patrimonio Cultural de la Nación de las ferias de alasitas y de miniaturas que se realizan en la región de Puno, apelando a que se tome en cuenta el libro “Dioses y mercados de la fortuna, recorridos históricos del ekeko y las alasitas en el altiplano peruano” como sustento para dicha declaratoria.

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