cerlo de manera prolongada y sin la protección adecuada puede provocar desde quemaduras en la piel hasta la aparición de cáncer, informó el doctor Manuel del Solar, dermatólogo del hospital Cayetano Heredia.
El especialista explicó que con la llegada del verano se incrementarán los niveles de radiación ultravioleta (UV), la cual, en pequeñas cantidades, es beneficiosa para la salud porque interviene en la producción de vitamina D. Sin embargo, resaltó que la exposición al sol de manera irresponsable conlleva a graves riesgos.
“El sol es nuestro aliado, pero también puede convertirse en nuestro enemigo, ya que puede causar efectos agudos como quemaduras y enrojecimiento de la piel o efectos crónicos como manchas o cáncer de piel”, precisó en el programa Andina al día.
A continuación, el especialista brinda algunas recomendaciones para prevenir lesiones en la piel por exposición solar:
- Usar fotoprotector o bloqueador solar todos los días durante todo el año, incluso en invierno.
- La protección solar debe aplicarse 30 minutos antes de exponerse al sol y renovarse cada dos horas (o más seguido si hay transpiración excesiva, inmersión en agua, etc).
- Usar prendas de vestir que cubran zonas delicadas como los brazos, el pecho y la espalda. Además de utilizar sombreros o gorros para proteger el cuero cabelludo, el rostro, las orejas y el cuello, así como lentes que contengan filtros UV para cuidar los ojos.
- Evitar exponerse al sol directamente entre las 11 a.m. y 2 p.m.
- Los niños menores de 6 meses no deben ser expuestos al sol, a fin de evitar en el futuro daños en su piel y problemas oculares.
- Los niños mayores de 6 meses deben usar protectores solares pediátricos, principalmente minerales y no de adultos, ya que su piel absorbe sustancias químicas con más facilidad.
- Utilizar un fotoprotector adecuado para tu tipo de piel, edad y actividad que realices, siempre recomendado por un dermatólogo.
Protección solar permanente
El médico advirtió que, actualmente, las personas no solo se encuentran expuestas a la radiación que emite el sol, sino también a las fuentes artificiales de luz como los equipos electrónicos, los televisores y otros artefactos que se utilizan en forma más recurrente durante el trabajo remoto, por lo que es importante protegerse de este tipo de emisión.
Asimismo, indicó que muchas personas cometen el error de no utilizar bloqueador solar en invierno porque creen que en esta temporada del año, al no ver los rayos solares, el peligro de daño en la piel no existiría, lo cual es totalmente falso.
“La radiación ultravioleta de la luz pasa a través de las nubes, aunque no vemos el sol igual nos va a generar una quemadura. Por esa razón, el fotoprotector debe usarse diariamente durante todo el año, no solo en verano. Así como usamos el desodorante y el jabón, el uso del fotoprotector debe ser permanente”, recalcó.
Consecuencias
El exceso de exposición al sol puede causar, en un primer momento, enrojecimiento de la piel, mayor sensación de calor, dolor y, dependiendo de la intensidad de la quemaduras, puede producir ampollas, anotó el especialista.
Por otra parte, las radiaciones ultravioleta pueden agravar ciertas enfermedades como la rosácea, lupus u otro tipo de inflamación de la dermis. También puede empeorar su condición si es que no usa un protector solar adecuado para su tipo de piel.
Es importante destacar que los daños producidos por el sol son acumulativos, es decir, que aparecen muchos años después, como ocurre con las manchas y el cáncer de piel, por lo que no se debe tomar a la ligera la protección solar.
“El 80 % del daño que recibe nuestra piel se produce en los primeros 20 años de nuestra existencia. Las consecuencias que vemos a los 40, 50 o 60 años, no es porque recientemente haya ido a la playa o me haya expuesto al sol, sino que es producto del daño que ocurrió en los primeros años de mi vida donde no hubo protección”, comentó el especialista.
Por tal motivo, reiteró la importancia de proteger nuestra piel de la radiación solar adoptando las diversas medidas de protección que eviten la aparición de alguna enfermedad dermatológica.