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Primitivo Evanan y su amor por las tablas de Sarhua: un legado que se resiste al tiempo

El maestro ayacuchano continúa perseverando para que sean consideradas Patrimonio de la Humanidad.

Por Maira Flores

Para el artista ayacuchano Primitivo Evanan estos últimos meses han sido un carrusel de emociones: fue declarado Personalidad Meritoria de la Cultura en reconocimiento a su trascendental labor por salvaguardar las tablas de Sarhua, dio positivo al covid-19 antes de ser operado debido a un cáncer de próstata, y casi se ahoga en una playa durante una escapada del encierro que impuso la pandemia.

Ha logrado salir airoso de cada obstáculo y continúa pintando esos troncos que guardan la historia del país y que son actualmente Patrimonio Cultural de la Nación.

“Me siento contento de que el Ministerio de Cultura reconozca las actividades y la cultura peruana, y sobre todo la de Sarhua”, nos dice Primitivo en su taller, ubicado en Las Delicias de Villa, Chorrillos, en el sur de Lima.

Los inicios en la capital

Ser artista no siempre estuvo en los planes de Primitivo. Postuló al seminario para ser sacerdote, fue aceptado por el obispo de Ayacucho como “mejor pastor”. Sin embargo, debido a que sus padres no podían seguir pagando los estudios, decidió huir de casa rumbo a Lima cuando tenía, aproximadamente, 14 años.

Cuando llegó a la capital, le robaron sus pertenencias. Por suerte, logró contactarse con un tío y empezó a dedicarse a diferentes trabajos, desde vendedor de fruta hasta conserje en el colegio San Silvestre de Miraflores. Durante ese tiempo, Primitivo nunca olvidó las vivencias de su comunidad y, en específico, pintar las tablas de Sarhua. Aunque no se lo habían enseñado, fue muy observador y eso le permitió aprender a preparar los materiales para pintar.



Había observado cómo los adultos, entre sorbos de chicha de maíz, dibujaban y pintaban lo que sería finalmente un obsequio para los compadres (o padrinos) en la ceremonia de la Tabla Apakuy, la cual se lleva a cabo cuando se construye una casa.

La primera tabla

En 1973, presentó y expuso la primera tabla de Sarhua en el local Chumpi, ubicado en el distrito limeño de Surquillo, con motivo de la celebración del 63° aniversario de la creación política del distrito de Sarhua, acompañado por el artesano Víctor Yucra.

Desde ese momento, jamás se detuvo. En 1982 fundó, junto con su esposa, Valeriana Vivanco, la Asociación de Artistas Populares de Sarhua (ADAPS), con el fin de promover el rescate del tradicional pintado de las tablas de Sarhua.

Entre las muestras más importantes que ha montado Primitivo Evanan figuran Piraq Kausa Kaykunapaq= ¿Quién será el culpable?, sobre el terrorismo en Sarhua y los años que siguieron a la pacificación, el cual se exhibió en el Museo de Arte de Lima (Mali); la colección del Ciclo Anual en el Museo de Copenhague, Dinamarca; y la colección Katkatatay= Tembladera, en el Museo de la Fundación Reina Sofía de España, entre otros.

“Pintar ahora es una vida. Es una transmisión que continuará también en la misma comunidad”, sostiene el artista ayacuchano rodeado de sus obras.

Un duro golpe

La llegada de la pandemia del covid-19 el año pasado ha significado un duro golpe no solo para Primitivo y su familia, sino también para el arte. Los Evanan se vieron obligados a cerrar su tienda, al igual que el taller en el que impartían conocimiento a los jóvenes que querían aprender y continuar difundiendo este arte.

“En la actualidad, hacemos tablas personalizadas y mascarillas para tener un ingreso. Muchos proyectos se han postergado y la cantidad de jóvenes que pintaban ha bajado de diez a tres. Esperemos que la situación mejore”, resalta Valeriana ‘Valicha’ Evanan, hija de Primitivo. Ambos pintan tablas en coautoría.

Durante estos meses de confinamiento, la salud de Primitivo se complicó debido a un cáncer de próstata y tuvo que ser operado. Sin embargo, la intervención debió postergarse, pues su última prueba dio positivo al covid-19 y fue puesto en aislamiento.

“El encierro es otra depresión”, señala. Felizmente, gracias a los cuidados que recibió en casa, logró vencer la enfermedad, pero anímicamente no se sentía bien.

En junio, Primitivo decidió salir del encierro y se fue a la playa para sentir el aire fresco. “En un momento, el agua lo venció y casi se ahoga. Lo socorrieron y la policía lo llevó a la casa. Él dio sus datos, lo buscaron en internet y lo reconocieron”, narra Valicha mientras termina de delinear parte de la escena de una tabla. Una anécdota que muestra la vigorosa fuerza que tiene Primitivo a sus 77 años.

Más allá de la frontera

Luego de que las tablas de Sarhua fueron declaras Patrimonio Cultural de la Nación, Primitivo y Valicha buscan dar el siguiente paso: que sea declarado Patrimonio de la Humanidad.

“Esto es una herencia. Haber intervenido hace que uno sea parte del arte”, sostiene Valicha, quien inició sus carrera de artista desde pequeña.

Realidad nacional

Si bien las tablas de Sarhua suelen narrar la cotidianidad de esta comunidad ayacuchana, ahora se han convertido en un medio para contar historias de la realidad peruana.

“Hemos retratado el terrorismo, la migración, la discriminación, la violencia hacia la mujer y ahora la pandemia. Siempre estamos en la búsqueda de nuevos temas, sin descuidar las tradicionales”, enfatiza.Esperan que con el reconocimiento que reciben las tablas de Sarhua no solo se expanda el conocimiento de estas, sino también que su comunidad se convierta en un punto de atracción turística.

Dato:

Pueden visitar la tienda virtual de las Tablas de Sarhua de la familia Evanan en el siguiente enlace.

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