Los adultos mayores y los niños son las personas más propensas a sufrir los “golpes de calor” en esta época de verano, pues es el cerebro, específicamente la zona del hipotálamo, donde se encuentra el centro termo regulador y, en dicha población, está demasiado gastada o poco desarrollada, respectivamente.
Así informó Jorge Solari Yokota, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Nacional Edgardo Rebagliati de EsSalud.
“Los primeros síntomas son identificables. Hablamos de dolor de cabeza, sensación de vértigo, náuseas, confusión, diarrea, sequedad en la boca, respiración rápida, pulso débil, piel enrojecida, fiebre y hasta pérdida de la conciencia”, dijo el especialista.
Señaló que el “golpe de calor” ocurre cuando el clima y la humedad ambiental se incrementan bruscamente sin dar tiempo al organismo de regular la temperatura, ocasionando que el cuerpo se deshidrate severamente y no pueda regular el exceso de calor, generando un colapso.
Escenarios frecuentes de los “golpes de calor”
Las personas que visten trajes de dunlopillo (esponja utilizada en la confección de disfraces y muñecos) y están expuestas a altas temperaturas, pueden presentar este cuadro, pues la temperatura dentro de estos atuendos puede incrementarse entre 2 y 3 °C más que la temperatura ambiental.
Otro de los ambientes comunes son los vehículos, más aún cuando no se cuenta con aire acondicionado, pues el calor que genera el motor, adicional a la sensación térmica generada de la temperatura del ambiente, puede desencadenar un “golpe de calor”.
El especialista aclaró no existe un tratamiento específico para el “golpe de calor”; sin embargo, en casa se puede prevenir bañándose con agua fría o colocando paños de agua en la frente, nuca, muñecas, axilas e ingle, y con una hidratación adecuada.
Recomendaciones
Para prevenir los “golpes de calor”, Solari recomendó mantener las viviendas y lugares de trabajo bien ventiladas, beber agua fresca (no helada) cada dos horas o a demanda para evitar la deshidratación, vestir ropa ligera de algodón y evitar prendas ajustadas o sintéticas, sobre todo cuando las temperaturas sobrepasan los 30 grados.
Además, se debe priorizar la ingesta de verduras, como la lechuga, acelga, pepinillo, rabanitos, tomate, caigua o nabo; y frutas como el melón, sandía, pepino, entre otras.
Sugirió no exponerse al sol de forma directa entre las diez de la mañana y cuatro de la tarde, tampoco realizar ejercicios físicos durante esas horas, o “en todo caso permanecer bajo la sombra”.